¿El peor activo posible?

Imagine que por pura diversión nos ponemos la tarea de diseñar el peor activo financiero en el que alguien pueda invertir. ¿Qué características tendría? Pues por lo pronto se me ocurren las siguientes:

  • Que sea un activo que cueste cientos de miles de dólares y que no sea posible adquirir en fracciones.
  • Al ser un activo muy caro, es probable que solo podamos adquirir uno, con lo cual nuestra diversificación será nula. Si hay un revés en el mercado, nuestras pérdidas pueden llegar a ser sustanciales y no podremos compensarlas con las ganancias de otros activos. Estaremos asumiendo un riesgo extremo e innecesario.
  • Que tenga un costo de transacción enorme: entre 5% y 10% del valor de compra o venta. Por ejemplo, si el precio de venta es USD 100K, deberemos disponer de al menos 105K, de los cuales 5K se los llevaría el “bróker” a través del cual compramos el activo. Lo mismo al venderlo.
  • Que tenga muy poca liquidez y que el tiempo medio para lograr deshacernos de él sea de varios meses, o incluso años.
  • Que sea muy complicado de comprar y vender, requiriendo interminables negociaciones, inspecciones y el pago a intermediarios.
  • Que sea un activo frágil que se deteriora con el tiempo, con lo cual va perdiendo su valor. Esto nos exigirá añadir dinero de nuestro bolsillo en forma constante durante todo el tiempo que poseamos el activo, simplemente para mantener su valor.
  • Que aun añadiendo dinero, el activo sólo se aprecie al ritmo de la inflación, con lo cual estaremos perdiendo valor real a lo largo del tiempo.
  • Como el activo apenas se aprecia con la inflación y además tenemos que añadir dinero para mantenerlo, si queremos obtener un rendimiento razonable deberemos apalancar la inversión utilizando dinero prestado (mucho dinero prestado). Y ese préstamo, claro, está gravado con intereses nada despreciables.
  • Si, una vez apalancados, el valor del activo cae un 10% o 20%, podríamos fácilmente estar perdiendo el 100% de lo invertido.
  • Que sea un activo que nos dé una renta, como si fuera un bono o un dividendo, pero que quien nos paga esa renta sea un particular a quien le alquilamos el activo y no una empresa o gobierno. De esta forma, nuestras rentas dependerán de la solvencia e integridad de una persona totalmente desconocida de la cual no podremos comprobar realmente su calificación crediticia ni su historial de pagos, como lo podríamos hacer con una empresa cotizada o un gobierno.
  • Ahh, y por supuesto, deberemos estar disponibles las 24 horas por atender cualquier exigencia o problema que esa persona tenga con nuestro activo. Veámoslo como un cliente caprichoso.
  • Y como todo cliente, puede que un buen día decida dejar de pagarnos mientras sigue haciendo uso de nuestro activo por un buen tiempo.
  • Si eso sucede, además, deberemos entrar en una batalla legal para recuperar nuestro activo porque la ley ampara a nuestro insolvente cliente.
  • Pero aun cuando este cliente nos pague en forma religiosa, no podremos re-invertir esa renta de nuevo en el activo en cuestión. Recuerde que no se venden fracciones del mismo. Esa renta, por tanto, no genererá mas renta el siguiente mes o año. Esta desagradable característica de nuestro activo elimina por completo el efecto del interés compuesto. Nuestra inversión sólo crecerá (con suerte) en forma lineal y no exponencial, como se esperaría de cualquier activo financiero normal.
  • Que al vender el activo, el impuesto a las ganancias de capital se aplique a la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta final, sin tener en cuenta el costo de compra/venta ni el dinero gastado en mantenimiento a lo largo los años. De esta manera estaremos reduciendo significativamente nuestras ganancias netas y es incluso posible que estemos perdiendo dinero, aún cuando el fisco considere que nos hemos embolsado una ganancia.
  • Que sea un activo que pueda ser destruido totalmente por un incendio o cualquier desastre natural. Esto nos obligará a contratar un seguro durante todo el tiempo que el activo esté en nuestro poder, con lo cual añadimos un costo extra de mantenimiento.
  • Pero aún si el activo no es destruido totalmente, es altamente probable que en algún momento sufra alguna avería importante e inesperada cuya solución nos cueste un ojo de la cara.

Pues bien ¿Qué le parece este activo? Es casi el Santo Grial de la inversión! :=)

Difícilmente podríamos considerar un activo así como una buena inversión, y mucho menos como la mejor. Sin embargo, hay muchos que así lo creen. Me estoy refiriendo a la inversión inmobiliaria.

Aquí es donde comenzarán a llover las críticas, porque la compra de propiedades es algo muy arraigado en nuestra cultura y tenemos la idea de que es la mejor inversión posible. Si ese es su caso, por favor piénselo y revise la lista previa en forma detenida. También le animo a dejar su opinión en la sección de comentarios.

Esto no significa que deberíamos evitar este tipo de inversión, pero hay otros mecanismos para acceder al sector inmobiliario y que nos ahorran muchos dolores de cabeza y nos brindan mucha mas liquidez y flexibilidad. Me refiero a los REITs. Pronto hablaremos sobre ellos.

Nota: Debo atribuir la idea de esta entrada al blog de JL Collins, en particular al siguiente artículo:

https://jlcollinsnh.com/2013/05/29/why-your-house-is-a-terrible-investment/

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